En menos de 72 horas he sido testigo de dos de las más grandes aglomeraciones en la ciudad, cada una diametralmente opuesta a la otra. Comenzaremos por la más reciente motivada por la victoria de los Yaquis (el equipo de base ball de la ciudad) en la liga del pacifico. Este fue el cuarto campeonato que ganan después de una final que se fue al máximo número de juegos para terminar coronándose en casa. Aun tengo la teoría de tanto fanático de este juego se debió por generación espontanea o fue pura borregada o simplemente salir en la foto. La ciudad se unió, canto, bailo y lleno las calles festejando, alabando el sueño cumplido, olvidándose de todos los problemas y es donde creo la puerca torció el rabo pues el día jueves hubo otra aglomeración que hizo parecer esta como un desfile de hormigas…
No se cuantos carros circularon en la ciudad pero se que me fueron muchos mas que los del día sábado, no se cuanto gente se puso de acuerdo para gritar ¡vivan los yaquis! pero no fueron más que los que dijeron como el miedo les calaba las entrañas. Las avenidas saturadas, aceras desiertas había. Para el día domingo que escribo esto aun algunos estarán festejando el triunfo. Les recuerdo que el día viernes la mayoría de padres no mando a su hijos a la escuela. Ese fue un festejo también pero del crimen organizado.
Un amigo me comenta via FB que eventos deportivos como el sucedido sirven para unir a la gente y es cierto. Para festejar y ser uno. Solo me gustaría que esa unión se reflejara en saber lo sucedido el día jueves ¿Qué escuelas fueron amenazadas? ¿Lo sabían desde antes las autoridades? ¿Por dos muertos fue tanta movilización? Respuestas que me gustaría saber antes de olvidarlas. Se dice que (no recuerdo de quién es la cita de momento) qué el hombre que no aprende sus historia esta condenado a repetirla y así pasara en la ciudad. Olvidamos tan rápido lo sucedido que volverá a pasar y diremos ¿por qué? Buena parte de la respuesta será esa… lo olvidaste muy rápido. Dirán –no lo olvide- o – la vida es corta, hay que vivirla- y demás justificaciones.
No me molesta en absoluto estén felices por el triunfo, me molesta que ante la derrota que hasta el día jueves de nuestra aparente calma hagan como que ya paso todo. Somos unos pésimos perdedores. Nos joden y hasta festejamos al otro día. En lugar de buscar una solución, una estrategia para protegernos mejor. Eso será luego, después, de momento hay prioridades para la ciudad. No es sano vivir con temor pero mucho menos con una memoria en blanco y una idiotez latente como modo de razonamiento.